
Protestas bajo la silla
Después de tres meses trabajando en Ginebra, algo así como la capital mundial oficiosa de los derechos humanos, me he dado cuenta de que es como si me encontrara «al otro lado del espejo» en comparación con cuando vivía en China. Los temas tabúes dentro de aquel país -Tíbet, Xinjiang- son precisamente los que más se tratan públicamente aquí, mientras que aquello de lo que Pekín presume (su poderosa economía, por ejemplo) pasa prácticamente desapercibido. [seguir leyendo]