Me gusta mucho, aunque no lo domino, el tema de las denominaciones de origen, esos productos de determinados lugares que ganan tanta fama que merecen ser promocionados y protegidos. En España tenemos muchísimos, desde los melocotones de Calanda a los fresones de Huelva, las anchoas de Cantabria que promociona cada noche Revilla en La Sexta, la ensaimada de Mallorca, las naranjas de Valencia o los espárragos navarros.
En Francia, donde vivo actualmente (recuerdo a todos mi enrevesada situación: trabajo en la suiza ciudad de Ginebra pero vivo en sus suburbios, que ya son franceses) todavía no manejo demasiado este tema, fuera de sus mundialmente famosos vinos y quesos. Sin embargo, me está ayudando a saber algo más la feliz circunstancia de que en los supermercados galos hay una marca muy curiosa llamada Reflets de France («reflejos de Francia») que produce alimentos de todo tipo, generalmente usando famosos ingredientes patrios, y los vende dejando muy claro de donde vienen.



China también tiene muchísimos alimentos «con denominación de origen», ya sea oficialmente o en la mente de los chinos, que creen que tales manzanas o tales uvas son las mejores de su país. En mis años allí aprendí, por ejemplo, que los mejores melones y uvas son los de Xinjiang (noroeste), el mejor té y café es el de Yunnan (sur) o el mejor licor, esto es de cajón para el que vive allí, es el Moutai, en la remota provincia central de Guizhou. Os pongo un mapa de China para que situéis mejor esos sitios, y los de otros productos que nombraré más adelante.
Pese a todo, mi conocimiento de » lo mejor de lo mejor» en materia gastronómica china siempre fue muy limitado, y a todas luces infinitamente menor que el de los chinos, tan sibaritas ellos con sus cosas como los franceses o los españoles con las nuestras. Por eso, me ha ayudado mucho a saber algo más de este tema un reciente acuerdo que China y la Unión Europea han firmado para reconocerse mutuamente un centenar de denominaciones de origen.
El acuerdo se firma en un contexto político bastante especial, en el que no quiero meterme demasiado pero al menos os mencionaré brevemente: como China y Estados Unidos, por culpa básicamente de Trump, se llevan en estos años a matar, Pekín está intentando acercarse en todo tipo de frentes, incluido el comercial, a otros importantes socios, entre ellos la UE. De ahí que se haya dado bastante bombo al acuerdo, que además me parece que se firmó en la antesala de la cumbre chino-europea anual, este año imagino que celebrada a través de Zoom.
En la lista de 100 productos europeos que China reconocerá y por ello protegerá especialmente en su mercado hay, cómo no, una decena de estrellas de la alimentación española, como son el Rioja, el cava catalán, el Jerez y el queso manchego. Por el momento mucho vino y aceite, que es lo que más se conoce y vende en China.
Pero lo que más me ha gustado del acuerdo ha sido ver la lista de 100 productos chinos, que así me ha ayudado a conocer productos de fama que deberé probar si algún día regreso a tal o cual provincia. Algunos ejemplos:






La lista no acaba ahí, desde luego: en ella hay muchos tés, que es lo que más se vende de productos de la tierra china en Europa, pero también ajos de Cangshan (Shandong), limones de Anyue (Sichuan), cebolletas de Xinghua (Jiangsu) o pasas de Turpan (Xinjiang). No sé cómo está de permitida la entrada de este tipo de productos desde China a Europa, pero quizá alguno de ellos algún día aparezca en vuestros supermercados. Si así es, sabed que son de calidad superior.
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